Decoraciones
Crea un ambiente de una laguna costera de sirenas. A este efecto, usa manteles y servilletas de color verde, verde azulado, azul, morado, lavanda y blanco perla. Coloca globos de estos colores en la pared o a lo largo de las mesas de modo que parezcan burbujas o evoquen el movimiento del agua. Usa imágenes náuticas como anclas, botes y arena para los centros de mesa. Cubre las mesas y los respaldos de las sillas con redes de pesca.
Ideas de meriendas
Galletas en forma de ostra (ostión) con perlas: Toma galletas pequeñas, p.ej. las galletas de vainilla conocidas como “nilla wafers”, cubre el interior con glaseado de color y coloca una golosina en forma de perla sobre el borde externo del glaseado. Luego, coloca una segunda galleta encima de manera que forme un ángulo con la de abajo y parezca una ostra con una perla en su interior.
Salsa de algas marinas: salsa de espinaca con pedazos de pan.
Sándwiches de cangrejo: haz sándwiches de cruasanes (“croissants” en inglés). Pega ojos de plásticos a palillos de manera que los sándwiches parezcan cangrejos.
Ponche oceánico: combina una botella grande de Hawaiian Punch, una botella de dos litros de gaseosa lima-limón, y una lata grande de piña en trozos.
Pescado frito con papas fritas: En un recipiente mezcla galletas en forma de peces (goldfish crackers) y papitas fritas en bolsa.
Actividades
Joyería con temática marina
Hay muchas cuentas y dijes para pulseras con temática marina en las tiendas de manualidades. Busca cuentas baratas que semejen a vidrio marino o perlas artificiales.
Elementos que vas a necesitar
- Cuerda elástica para hacer pulseras
- Cuentas o abalorios
- Dijes con temática marina
- Superpegamento
Instrucciones
- Empieza con un pedazo de cuerda elástica de unas 12 pulgadas de largo. Esto es demasiado largo para una pulsera, pero te dará más holgura y espacio para trabajar.
- Enhebra la primera cuenta en la cuerda y haz un nudo más o menos suelto a su alrededor. Desanudarás este nudo una vez que hayas terminado. Deja un resto de cuerda de unas 3 pulgadas.
- Enhebra suficientes cuentas hasta completar la pulsera. Si piensas añadir uno o dos dijes con temática marina, hazlo en algún momento antes de enhebrar la última cuenta en la pulsera.
- Una vez que la pulsera tenga el largo suficiente, desanuda con cuidado el primer nudo que hiciste alrededor de la primera cuenta. Haz varios nudos para anudar ambos cabos de la pulsera. Agrega una gota de superpegamento a los nudos para asegurarte de que no se suelten. Deja que el pegamento se seque completamente.
- Estas pulseras son rápidas y fáciles de hacer. Si es posible, alienta a las integrantes del grupo a que hagan una pulsera para sí mismas y una para una amiga que les gustaría invitar a la Liga del Hogar o a la iglesia. Sirven muy bien como herramientas evangelísticas.
Dios es bueno
Lean el pasaje del Salmo 145:1–10, NVI
Cuando éramos más jóvenes, muchas de nosotras soñamos con ser sirenas. Vimos la película de Disney “La pequeña sirena” y ansiábamos ser la sirenita Ariel. Nos figurábamos a nosotras mismas como una hermosa criatura que vivía en el océano, sin tener que atenernos a las reglas y obligaciones que se nos imponían en el mundo real.
Quizás nuestros padres estaban esperando que nosotras llegásemos a ser jugadoras de fútbol a nivel internacional, pero eso no nos interesaba para nada. Nosotras soñábamos con convertirnos en artistas, no en médicos. Quizás deseábamos bailar y cantar en vez de estudiar y escribir una gran novela. Estos pensamientos nos llevaron a realizar una introspección positiva acerca de quiénes éramos realmente y cuáles eran nuestros sueños.
A medida que nos íbamos haciendo adultas, la realidad se impuso y muy pocas de nosotras siguió deseando ser una sirena. Sin embargo, seguimos viendo el océano y apreciando la maravillosa creatividad que en él se manifiesta, lleno como está no de criaturas imaginarias como las sirenas, sino de criaturas y plantas reales y majestuosas.
El poderoso océano es hermoso y está lleno de peces de colores brillantes con vistosas marcas y diseños. Nos inspira asombro y nos sobrecoge al contemplar el océano, y nos recuerda asimismo lo poderoso y magnífico que es nuestro Creador. El océano es poderoso y dador de vida. Sigue asombrándonos a aquellas de nosotras que no dejamos de estudiarlo y conocerlo.
Hay cosas en el océano que a decir verdad casi parecen mágicas, al menos para quienes no terminamos de comprender las obras del Señor, que no dejan nunca de maravillarnos. Basta con que mires el vidrio marino—hermoso, como un tesoro sumergido. En realidad, no es más que basura—botellas y pedazos de vidrios de colores que han sido desechados y arrojados al océano. El océano mueve y remueve estas bolitas de cristal; la arena y las piedras submarinas las pulen, transformándolas en algo que realmente vale la pena recolectar y atesorar.
Puesto que las perlas generadas naturalmente son extremadamente raras, la mayoría de las que hoy se comercializan son hechas artificialmente por el hombre. Las perlas se forman naturalmente cuando un irritante se abre paso hacia el interior de una ostra (ostión), almeja o mejillón. Durante muchos años, la gente asumía que el irritante era un grano de arena, pero ahora sabemos que el irritante que induce el desarrollo de las perlas es por lo común un parásito microscópico. Nada tan romántico como el proverbial grano de arena, pero de muchas maneras, esa hermosa y rara perla que nace de un parásito nos envía un mensaje de esperanza, diciéndonos que es posible hallar belleza en nuestra vida bajo la forma de algo que solemos ver como dañino. Una vez que el parásito se introduce en el molusco, esta criatura empieza a recubrirlo con una capa tras otra de un líquido llamado nácar. Éste es el mismo recubrimiento que hace brillosos a estos moluscos por fuera. Años más tarde, por lo común hacia el final de la vida del molusco, termina de formarse la hermosa perla.
El océano está lleno de cosas hermosas que reflejan la magnificencia del Creador y nos hacen reflexionar sobre cómo encajamos en el gran plan de Dios. Algunas de nosotras somos como los peces, hermosas y únicas, creadas para un propósito específico y claro. Algunas de nosotras nos sentimos como vidrio marino. Quizás empezamos siendo descartadas, pero gracias a los elementos y al agua—que simbolizan al Creador— hemos sido pulidas y completamente renovadas. Y algunas de nosotras nos vemos como perlas. Puede que nos haya tomado un buen tiempo llegar al lugar donde ahora nos encontramos, y probablemente aún no hayamos acabado de llegar por completo a ese lugar, pero nuestro Dios es poderoso y está a nuestro lado a lo largo de todo el camino. Él es más grande que todo ese largo proceso y está más dispuesto a invertir el tiempo que nosotras necesitamos para llegar a ser las personas que Él quiso que fuésemos