Abril 2021 – ¡Sé original!

Abril 2021 – ¡Sé original!

Pasaje bíblico: Isaías 64:8, “A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano” (NVI).

Introducción

Con recurso a la imagen del alfarero y la arcilla, las mujeres aprenderán acerca de los diversos tipos y usos que se le da a la arcilla. Aprenderán acerca de su importancia milenaria y su sentido para ellas como mujeres cristianas y como arcilla en las manos del Alfarero. Tendrán la oportunidad de descubrir y desatar su propia creatividad mientras disfrutan un rato trabajando la arcilla.

Ideas para el programa

  • Hagan una excursión a una organización o compañía donde se les muestre el trabajo con arcilla y los múltiples usos de ésta.
  • Visiten una galería de arte local para apreciar diversas formas de trabajo artístico, enfocándose en los diversos tipos de arte en arcilla.
  • Hagan una visita a una tienda de alfarería y observen el proceso de trabajar con arcilla. De ser posible, consigue que las mismas mujeres puedan trabajar la arcilla y el torno de alfarero.
  • Alienta a las mujeres a que traigan de casa una obra de arte y diles que compartan por qué esa obra es especial para ellas. Enfóquense en lo que hace única a cada una de esas obras de arte.
  • Compra arcilla mexicana del tipo que se endurece sola en una tienda de manualidades y diles a las mujeres que hagan su propia obra de arte.
  • Compra macetas de arcilla y pintura para arcilla. Alienta a las mujeres a pintar las macetas para exhibirlas después en sus hogares o para regalárselas a alguien.

Sólo hay una mujer como tú

De niña, siempre me encantó colorear y pintar. Recuerdo “pintar” una pared de nuestro cuarto y accidentalmente cubrir de pintura el afiche de la banda musical New Kids on the Block de mi hermana. Ella se molestó mucho, por decirlo suave. Hay algo en el acto de pintar y observar otras obras de arte que me ayuda a relajarme. Me inspira a preguntarme qué fue lo que pasó por la cabeza y el corazón del artista al momento de crear su obra maestra.

Leemos en Isaías 64:8, “A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano”. Dios, nuestro Padre Celestial, es nuestro hacedor. Él es el Alfarero y nosotras somos el barro. Él nos hizo únicas a cada una de nosotras. No somos réplicas. Todas somos obras maestras originales.

Una búsqueda en Google de la palabra “original” nos arroja lo siguiente: “creado directa y personalmente por un artista particular; no una copia ni una imitación”. Algunos sinónimos de “original” son: auténtico, verdadero, real, único, verídico, no copiado, arquetípico, prototípico y magistral. Me suelo preguntar si realmente creo que todas seamos originales. ¿Entendemos con suficiente claridad que no existe nadie en el mundo exactamente como nosotras?

He notado que a pesar de que cada una de nosotras es una persona única, sentimos el deseo de cambiar nuestra apariencia para parecernos a personas cuya imagen aparece en las revistas, las telenovelas, o incluso a la vecina de al lado. Con demasiada frecuencia tratamos de ser lo que no somos. Esto significa que alteramos una obra maestra de maneras que el Creador no planificó.

En nuestra sociedad acogemos a las personas que son como nosotras. No hay nada malo con gravitar hacia personas que se parecen a nosotras o con las cuales compartimos intereses parecidos o con las que tenemos cosas en común. Sin embargo, surge un problema cuando maltratamos, empujamos o intimidamos a personas basándonos en lo que pensamos de ellas. Nuestro Padre Celestial eligió el hermoso y preciado diseño con que nos hizo. Desafortunadamente, las personas muchas veces son tratadas de manera diferente o incluso ridiculizadas debido al color de su piel, la textura de su pelo, la forma de sus ojos, su edad, su acento o su autenticidad.

Como seguidoras de Cristo somos llamadas a amarnos unas a otras y a celebrar esas cualidades únicas con que el Alfarero nos agració. Esto significa que cada una de nosotras tiene el privilegio y la responsabilidad de ser empáticas, cariñosas y acogedoras con los demás. Nuestro desafío consiste en celebrar nuestras diferencias y originalidad. Todas somos obras maestras originales: sin excepciones. No estamos hechas para vernos igual o para ser igual a otras personas. Juan 13:34, 35 (NVI) establece: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”.

Preguntas de discusión:

¿De qué manera aprecias la creación de Dios? ¿De qué manera amas la creación de Dios?

¿De qué manera cuidas la creación de Dios?

¿De qué manera te consideras a ti misma una obra maestra de la creación de Dios?

¿De qué manera admiras o aprecias la obra de arte de Dios? ¿De qué manera la celebras?

¿De qué manera el hecho de saber que cada una de nosotras es una obra maestra y original de arte cambia nuestra manera de tratarnos, mirarnos y cuidarnos unas a otras?

“A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano” (Isaías 64:8, NVI).

Concluye con una oración.