Abril 2020 – Un ejemplo a seguir

Abril 2020 – Un ejemplo a seguir

Sugerencia de merienda

Con antelación, diles a algunas de las mujeres que preparen sus meriendas favoritas como parte del programa.

Introducción

La práctica de lavar los pies en las costumbres hospitalarias se remonta a las civilizaciones más antiguas, especialmente aquellas donde las sandalias eran el calzado que más se usaba. Un típico anfitrión del antiguo Oriente Cercano solía inclinarse, saludar y besar a su visita o invitado, luego ofrecerle agua para que se lavara los pies o bien hacer que sus sirvientes lo hicieran o incluso servir él mismo a sus invitados lavándoles él mismo los pies. Esta costumbre se menciona en varios lugares en el Antiguo Testamento: Génesis 18:419:224:3243:241 Samuel 25:41. También se tiene registros de ella en otros documentos religiosos e históricos. Si bien el uso de sandalias requería el lavado de los pies, el agua también se ofrecía como un gesto de cortesía incluso cuando los invitados usaban zapatos. Para obtener más información sobre el lavado de los pies, consulta el siguiente sitio web: http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Foot_Washing.

Actividad

Siguiendo el ejemplo de Jesús que les lavó los pies a Sus discípulos, tal como se relata en Juan 13, ten disponibles recipientes y toallas para que las líderes les laven los pies a las mujeres.

Discutan lo siguiente:

  1. ¿Cómo te hizo sentir el que te lavaran los pies?
  2. ¿Qué prácticas sigues para mostrar hospitalidad a los invitados cuando vienen a tu casa a visitarte?
  3. ¿Tienes prácticas de hospitalidad que aprendiste de tus padres o abuelos?
  4. ¿Has experimentado prácticas de hospitalidad que son totalmente diferentes de las tuyas? ¿Te gustaron o te disgustaron?

Lávame los pies

Lee Juan 13:1–17.

En algunas culturas, recibir a una visita en casa es el evento más prestigioso y feliz posible. Los buenos anfitriones suelen pasar todo el día limpiando y asegurándose de que la casa se vea y se sienta lo mejor posible para la visita. Le ofrecerán la mejor silla de su casa aun cuando no tengan dónde sentarse ellos mismos. Los anfitriones incluso ofrecerán su propia cama si sus visitas se quedan a pasar la noche. Se desvivirán por asegurarse de que sus visitas tengan la mejor experiencia posible de su casa.

En algunas casas, el anfitrión muestra su hospitalidad cuando recibe a sus visitas sirviéndoles exquisitos aperitivos, guardando con cuidado sus abrigos y ofreciéndoles pantuflas nuevas o bonitos calcetines para que los usen dentro de la casa. Tengo una sobrina a la que le encanta que sus parientes o amigos la vayan a visitar a su casa. Cuando era más pequeña, solía entusiasmarse hasta el delirio cada vez que su familia tenía visitas. Les ofrecía bebidas, se sentaba y conversaba con ellas, les mostraba sus muñecas y su juego de té. Su emoción era tal que siempre buscaba maneras de hacer que sus visitas se sintiesen cómodas y en casa, para que desearan volver a visitarla.

Cuando yo era niña, también me encantaba que nos vinieran a visitar a la casa. Tener visitas significaba que usaríamos la bonita vajilla de porcelana que teníamos guardada en la alacena especial para esos platos finos. Mi familia siempre trataba de servir las comidas más sabrosas y las delicias más especiales. Siempre me han encantado los artículos bonitos y brillosos y poder comer de un plato de porcelana, pues hacía que me sintiera yo misma muy especial. Tener invitados en casa también significaba que tendríamos postres deliciosos y galletas de azúcar al final de la comida. Consentíamos a nuestros invitados asegurándonos de que disfrutaran de esas delicias extra especiales.

En la época en que Jesús estuvo en la tierra, la manera de mostrar hospitalidad era lavándoles los pies a las visitas en el momento en que entraban a la casa. Las sandalias eran el calzado más común en esa época y la gente iba a pie a todas partes. No existían los automóviles, ni los buses, trenes ni aviones para ir de un lugar a otro. Los caminos eran polvorientos y sucios y los pies se ensuciaban y se cansaban. Un buen lavado de pies era muy importante para las personas que habían caminado o viajado largas distancias para visitar a sus amigos.

El pasaje del evangelio de Juan nos dice que Jesús compartió con Sus discípulos lo que ahora conocemos como la Última Cena, la comida tradicional de Pascua. Jesús sabía que se acercaba la hora en que Él sería traicionado por uno de Sus discípulos y que sería crucificado. Pero eso no le impidió extender hospitalidad a Sus invitados y hacerles sentirse amados y bienvenidos.

Si bien el lavado de los pies era considerada una de las tareas que realizaban los siervos, Jesús, a pesar de que era el Rey de Reyes y el Señor de Señores, nos mostró un gran ejemplo a seguir. Se quitó el manto y les lavó los pies a todos los discípulos. Luego de hacerlo, les pidió que hicieran lo mismo por los demás. Por el hecho de realizar un sencillo acto de bondad por Sus invitados, Jesús nos dejó un ejemplo de humildad en acción y nos enseñó a servir mostrando un amor puro por los demás.

Hoy las líderes de este grupo mostraron amor lavándoles los pies a ustedes. Otras les prepararon sus meriendas favoritas. Con estos sencillos actos de humildad, servicio y amor lo que estaban haciendo era seguir el ejemplo de Jesús.

Este mes, mientras reflexionamos sobre Jesús y sobre el sacrificio que Él hizo de sí en la cruz, te invito a seguir Su ejemplo de amor puro, humildad y servicio a los demás, en especial a aquellos que conviven contigo en tu casa. Nuestra oración es que podamos ser como Jesús en cada momento de nuestras vidas.

El Coro 28 del Salvation Army Song Book (disponible sólo en inglés) expresa nuestro deseo de ser como Jesús. Si las participantes conocen el idioma inglés, canten ese coro para concluir este encuentro.