Septiembre 2022 – Susurros de esperanza

Septiembre 2022 – Susurros de esperanza

Pasaje bíblico: «La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra» (Pr 12:24).

¿Sabían que…?

Con la hoja informativa relacionada con la ansiedad que se encuentra en el enlace https://www.medicalnewstoday.com/articles/es/326469#consejos-de-estilo-de-vida, organice un juego de preguntas y respuestas para jugar con las mujeres. Los premios pueden ser velas, aceites esenciales, máscaras faciales, mantas o libros para colorear para adultos.

Ejercicio de respiración

Puede encontrar en internet muchos ejercicios de respiración que ayudan a controlar el nivel de ansiedad. Comparta con las mujeres los siguientes simples ejercicios:

Respiración de cinco dedos. Pida a las mujeres que extiendan las mano. Empiecen con la base externa del pulgar, inhalen y con el dedo índice de la otra mano recorran el pulgar hasta llegar a la punta del pulgar. Al llegar a la punta del pulgar, pídales que mantengan la respiración por unos pocos segundos antes de mover el dedo índice hacia el otro lado del pulgar, exhalando mientras lo hacen. En este punto, tienen el dedo índice entre el pulgar y el dedo índice. Repiten este proceso por cada dedo de la mano. Al finalizar, habrán realizado cinco respiraciones.

Otros consejos

A continuación, algunos consejos para los momentos de ansiedad en su vida o en la de otras. Para más información sobre estos pasos, vaya a: https://www.sabervivirtv.com/medicina-general/como-actuar-frente-ataque-ansiedad_987.

Respire profundamente

Acepte que tiene ansiedad

Cuestione sus pensamientos

Use el método de visualización para calmarse

Sea una observadora, sin juzgar

Use diálogos positivos consigo misma

Céntrese en el ahora

Céntrese en actividades significativas

Ayuda para hoy

Todas hemos pasado por lo mismo. Después de un largo y difícil día, se han enfrentado a hacer las compras en negocios llenos de gente. Las colas eran eternas, la cajera no dejaba de hablar y el código de pago no funcionaba correctamente. Finalmente, llegan a casa y hay que sacar las compras del auto.

Si son como yo, no aprecian la idea de hacer muchos viajes entre el auto y la casa. Entonces, se arremangan, miran con ojos críticos las bolsas en el maletero y, como un general dirigiendo sus tropas, empiezan estratégicamente a cargar las bolsas. Con las bolsas en la mano, han cerrado de alguna manera la puerta del auto y se dirigen hacia la puerta de entrada. Primero, el peso de las bolsas parece liviano, pero a medida que se acercan a las escaleras y empiezan a subir, la gravedad nos golpea y los brazos empiezan a cansarse.

Aprietan los dientes, determinadas a lograrlo sin tirar nada. Continúan subiendo las escaleras y, finalmente, con temor a que sus brazos cedan, llegan a la puerta. ¡Lo lograron! Salvo que ahora están ante una puerta cerrada con llave y no saben cómo la van a abrir sin perder el cargamento. Después de varios intentos, se dan cuenta de que no tiene sentido y, con un suspiro, dejan las bolsas en el piso para poder abrir la puerta. Finalmente, adentro y con todas las compras en su lugar, tienen la esperanza de un momento de tranquilidad para recuperarse de los acontecimientos del día. Todas hemos vivido algo similar. Todas sabemos lo que es llevar una carga tan pesada que no estamos seguras si podremos llegar del punto A al punto B sin perder el control en el camino.

Esta escena evoca la ansiedad de nuestras vidas. Cuando no manejamos nuestros momentos de ansiedad, puede ser como cargar con nuestros brazos esas bolsas de las compras. Primero, parece fácil cargar con el peso, y se las podrían arreglar bastante bien. Finalmente, podrían encontrarse tambaleando bajo el peso de todas las cargas antiguas y nuevas que deben llevar día a día.

La Palabra de Dios nos dice por qué no debemos preocuparnos. (Lea Mateo 6:25-34). Sabemos que servimos a un Dios que todo lo puede. Sin embargo, podemos ser fácilmente estrechas de mira, ver solo lo que está frente a nosotras. En consecuencia, perdemos la perspectiva y, a veces, también nuestra seguridad y esperanza.

En momentos así, sería de ayuda enviar una señal de socorro a una amiga. Proverbios 12:25 nos dice: «La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra». Cuando estamos bajo el peso de la ansiedad, debemos comunicarnos con nuestras amigas, nuestra familia, con el terapeuta, con un oficial o con otras personas en quienes confiamos nuestra vida y con quienes compartimos nuestras cargas.

Dios nunca deseó que viviéramos solas. Sabía que necesitaríamos de otros a nuestro alrededor. De hecho, Dios dice: «No es bueno que el hombre esté solo» (Génesis 2:18). Por ende, creó una compañera para Adán en la forma de Eva.

¿Quiénes son los compañeros que Dios ha puesto en sus vidas? ¿Quiénes son las personas que las ayudan a encontrar la perspectiva y el ánimo? ¿A qué amiga pueden ayudar a aliviar la carga de la ansiedad? Oremos para que nos dé Su guía en estas situaciones.