Julio 2021 – Dios es nuestra libertad

Julio 2021 – Dios es nuestra libertad

Pasaje bíblico: Gálatas 5:1

Introducción

Conforme se acerca el Cuatro de Julio, celebramos las libertades que tenemos como estadounidenses. Enfoquémonos también en la mayor libertad de todas: aquella de que gozamos por la gracia de Dios, pues Él nos liberó de la esclavitud del pecado.

Decoraciones

Decora el salón con los colores rojo, blanco y azul y con manteles de esos mismos colores. Usa servilletas con diseño de banderas estadounidenses y pequeñas banderas de Estados Unidos como centros de mesa.

Actividad

Dale a cada una de las participantes una bandera pequeña impresa en papel y explica el significado de los 13 pliegues a medida que cada una va plegando su bandera. Usa el siguiente enlace para imprimir una guía que las mujeres pueden seguir mientras van plegando sus banderas.  https://i.pinimg.com/736x/d2/6e/9e/d26e9ef392cbf514cf74ab24b0f5186f.jpg

  1. El primer pliegue de nuestra pandera es un símbolo de la vida.
  2. El segundo pliegue denota nuestra creencia en la vida eterna.
  3. El tercer pliegue se hace en honor y en homenaje al veterano que se retira de nuestras fuerzas armadas o que entregó parte de su vida en defensa de nuestro país para hacer posible que vivamos en paz.
  4. El cuarto pliegue ejemplifica la debilidad de nuestra naturaleza como ciudadanas que confiamos en Dios. Es a Él a quien nos volvemos para recibir su guía divina.
  5. El quinto pliegue es un reconocimiento a nuestro país, pues en las palabras de Stephen Decatur: “Nuestro país, en su trato con otros países, ojalá pueda hacer siempre lo correcto, pero recuerda que es siempre nuestro país, haga lo que es correcto o lo que no lo es”.
  6. El sexto pliegue nos recuerda dónde tenemos puestos nuestros corazones. Es con nuestros corazones que “juramos lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la república que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos”.
  7. El séptimo pliegue es un homenaje a nuestras fuerzas armadas, pues es por medio de las fuerzas armadas que protegemos a nuestro país y nuestra bandera contra todo enemigo.
  8. El octavo pliegue es un homenaje a aquel que entró en el valle de la sombra de la muerte para que nosotros pudiéramos ver la luz del día, y para honrar a nuestra madre, por quien la bandera flamea en el Día de la Madre.
  9. El noveno pliegue es en honor de las mujeres. Su fe, amor, lealtad y devoción han moldeado el carácter de los hombres y mujeres que han hecho grande a este país.
  10. El décimo pliegue es un homenaje al padre, pues él también ha dado sus hijos e hijas para la defensa de nuestro país.
  11. El undécimo pliegue representa la sección inferior del sello del Rey David y el Rey Salomón, sección que, según los ciudadanos hebreos, glorifica al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
  12. El duodécimo pliegue representa un emblema de la eternidad y glorifica, a ojos de los ciudadanos cristianos, a Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
  13. El último pliegue nos recuerda nuestro lema nacional: “En Dios confiamos”. Una vez que la bandera esté completamente plegada, las estrellas deben quedar a la vista,

La libertad en Cristo

Siempre me ha encantado el Cuatro de Julio. Se lo celebra a lo largo y ancho del país con desfiles, fuegos artificiales, picnics y reuniones familiares. Es uno de mis feriados favoritos, en parte porque mi cumpleaños cae el tres del mismo mes. Cuando era niña creía que el Cuatro de Julio era una prolongación de mi cumpleaños, una excusa más para que se reuniera la familia a celebrar ¡y vaya que le gusta celebrar a mi familia!

A medida que iba creciendo, me enteré de que el verdadero sentido del Cuatro de Julio y de lo que en realidad estábamos celebrando—nuestra libertad e independencia como país—era el liberarnos de la opresión, de los impuestos injustos y de un gobierno monárquico. Se estima que unos 6.800 estadounidenses murieron en los campos de batalla durante la Guerra Revolucionaria, 6.100 fueron heridos y más de 20.000 fueron tomados prisioneros. Los historiadores creen que al menos 17.000 muertes adicionales se debieron a enfermedades, incluyendo entre 8.000 y 12.000 que murieron mientras eran prisioneros de guerra. El total de muertos estadounidenses durante esta Guerra habría sido de entre 25.000 y 70.000 en los 8 años, 4 meses y 15 días que duró. La libertad se consiguió a un alto precio.

Nuestros padres fundadores firmaron la Declaración de Independencia estableciendo nuestra autonomía como nación a sólo un año del inicio de la guerra. En la actualidad, la Declaración está preservada en los Archivos Nacionales en Washington, D.C. El Cuatro de Julio ha sido declarado feriado nacional para conmemorar el día en que los Estados Unidos fue declarado una nación libre e independiente. Hoy seguimos disfrutando de esa libertad, y muchos de los miembros de nuestras familias o incluso algunas de nosotras, han luchado o están luchando en la actualidad por defender esa libertad. Nosotras tenemos padres, hermanos, hijos, esposos, amigos y vecinos que han servido en las fuerzas armadas defendiendo la libertad de nuestro país. Es por eso que celebramos este día con fuegos artificiales, desfiles y encuentros familiares en que recordamos la libertad de la que gozamos y el palto recio que se debió pagar y se sigue pagando para que nosotros podamos disfrutar de esa libertad.

Mucho antes de la Guerra Revolucionaria, Cristo fue colgado de un árbol y murió por los pecados de la humanidad para que nosotros, como hijos de Dios pudiésemos disfrutar la libertad que nace de tener una relación con Él. Cuando vivimos en la plenitud de Cristo, disfrutamos por el hecho de sabernos liberadas del pecado, liberadas de la culpa, liberadas de la vergüenza, liberadas de la opresión, liberadas de nuestra vieja manera de vivir. Muchas de nosotras puede recordar lo que sentimos cuando nos convertimos en creyentes, cuando por primera vez experimentamos esa libertad y esa nueva vida. ¿La celebramos como celebramos el Cuatro de Julio? ¿Le damos tanta importancia como al Día Nacional de nuestro país? ¿O reincidimos en ser esclavas una vez más, esclavas de las reglas, de las expectativas, del legalismo y de nuestros viejos hábitos?

El costo de nuestra libertad fue pagado en su totalidad por la sangre de Jesús. Cristo murió para que nosotras pudiésemos liberarnos del yugo del pecado. Él murió para que pudiésemos disfrutar  de una relación con Dios. Nuestra libertad se consiguió a un gran precio. ¿Qué hacemos para celebrar esa libertad y para recordar el precio que fue pagado por ella? Pablo advirtió a los gálatas: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud” (NVI, Gálatas 5:1).

Me siento orgullosa de ser estadounidense y sigo amando el Cuatro de Julio. Me encanta celebrar nuestra libertad e independencia como país. Me encanta vestirme de rojo, blanco y azul y marchar con orgullo en los desfiles y disfrutar de los fuegos artificiales con mi familia en la celebración del aniversario de nuestra libertad y de todos quienes han pagado un gran precio para que nosotros la podamos disfrutar. Me siento aún más orgullosa de ser hija de Dios. Me siento orgullosa de haber sido redimida por la sangre de Jesús. Me encanta celebrar mi liberación del pecado. Me encanta recordar lo que Cristo hizo por mí personalmente y por toda la humanidad en esa cruz. Él hizo lo que no podíamos hacer por nosotras mismas. Cada día debemos celebrar lo que Cristo hizo por nosotras. Que nuestro testimonio sea como un gran despliegue de fuegos artificiales que todos puedan ver. Dios es nuestra libertad, celebremos y recordemos esa libertad hoy y todos los días.