“Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra;
adoren al Señor con regocijo.
Preséntense ante Él con cánticos de júbilo.” (Salmo 100: 1–2, NVI)
Oraciones de alegría
Paséate por el salón y diles a las mujeres que completen la siguiente frase que da comienzo a una oración:
“Me siento llena de alegría porque el Señor…”
¡A cantar!
En el Salmo 33:3 (NVI) leemos: “Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría”. Diles a las mujeres que compartan los títulos de algunos de sus himnos favoritos, en particular aquellos que expresan la alegría que sienten en el Señor. Disfruten un momento cantando algunos de esos himnos. Algunas sugerencias son (solo en inglés): “Sing and Make Music to the Lord” (Canta y toca música al Señor”, “I’ve got the joy, joy, joy down in my heart” (Tengo el gozo, el gozo, el gozo en mi corazón), “The joy of the Lord is my strength” (El gozo del Señor mi fortaleza es), “I love you, Lord” (Yo te amo, Señor).
Expresiones de alegría
Ten disponibles para las participantes papel de cartulina, lápices de colores, bolígrafos de gel y papel de color para que puedan crear una tarjeta artística con la idea de enviársela a una amiga o amigo que necesite un mensaje de alegría. Una alternativa sería invitar a las mujeres a crear diarios personales de alabanza. Cubran la tapa y contratapa de cuadernos de composición con papel de cartulina o un pedazo de tela y decórenlas. Diles a las mujeres que usen sus diarios personales para anotar sus alabanzas al Señor día a día. A menudo pensamos sólo en nuestros problemas y no en nuestras bendiciones. Este ejercicio ayudará a las mujeres a enfocarse en la alegría de servir al Señor.
Adoración
Cuando mi hijo era más pequeño, su cumpleaños, la Navidad y la Pascua eran para él días de celebración. Él vive la vida al máximo y siempre se muestra entusiasta con ocasión de una fiesta o de un día festivo cualquiera. Hacía sonreír a los adultos, porque tras recibir un regalo, sin importa lo que era, solía gritar: “¡Justo lo que yo quería!” Puede que haya sido la primera vez que veía ese juego o ese libro, pero lo hacía sentir muy feliz. No daba más de contento; y su alegría no lo abandonaba en ningún momento a lo largo de toda la celebración.
Cada día debiese ser una celebración para nosotras. Al presentarnos ante el Señor, debemos estar listas para cantarle llenas de júbilo. Cuando nos damos cuenta de lo que Él ha hecho por nosotras, nos debiera llenar de alegría. Es emocionante servirlo a Él. Las alabanzas debieran fluir sin pausa de un corazón agradecido.
Sabemos que no todas las cosas por las que pasamos son emocionantes y alegres. Mi hijo abría algunos regalos que no eran tan emocionantes, pero puesto que estaba en presencia de la familia y porque su corazón participaba de la celebración, su reacción de todos modos era alegre.
Puede que no me gusten todas las circunstancias de mi vida, pero puedo celebrar porque Dios me ama y porque Él me creó. ¿Cuán a menudo entramos con alegría a nuestras celebraciones de adoración, a nuestro momento de adoración dominical, o a la adoración que celebramos en los ministerios femeninos? ¿Entramos con resignación (es algo que tengo que hacer) o con una aceptación pasiva (no queda más que hacerlo)? ¿No sería maravilloso si pudiésemos tratar cada momento de adoración como una ocasión para celebrar? ¿Si pudiésemos decir: “¡Justo lo que yo quería!” mientras cantamos y luego mientras escuchamos el mensaje que Dios tiene para nosotras y dedicamos tiempo a estar con Él? La Escritura nos dice que eso es lo que debemos hacer.
¡Den voces de alegría!
Hace un momento compartimos nuestras oraciones de alegría, hablamos acerca de la alegría y cantamos canciones de alegría. Hemos adorado expresando nuestra alegría en el Señor. Y por cierto, tenemos que compartir esa alegría con los demás. Hace un momento también creamos una tarjeta como manera de compartir nuestra alegría con una amiga o un amigo. Cuando envíes esa tarjeta por correo, acuérdate de apoyar a tu amiga o amigo en oración y pedirle al Señor que esté con ellos.
Concluye con una oración.