Amor en la lavandería
El evangelismo en tu vecindario
Hace varios años, durante la realización del día “Yo Lucharé” (en inglés: I’ll Fight Day), la candidata aceptada Amanda Cain formó parte de un proyecto de apoyo comunitario de Navidad en una lavandería local. La experiencia se quedó impresa en su corazón. Cuando el comandante de su área recibió la donación de un donante, se sintieron movidos a dedicar un día a llevarles amor a las personas que acuden a una lavandería a lavar la ropa en la Ciudad de Oklahoma y sus inmediaciones. Más de 96 hogares recibieron detergente para la ropa, hojas suavizantes para el secado, Biblias, una copia del The War Cry (Grito de Guerra), información de contacto, un almuerzo ligero como los de las cafeterías y participaron en conversaciones y oraciones.
El sábado es el día más concurrido en las lavanderías. Durante la mañana y la tarde, los equipos de voluntarios visitaron cinco lavanderías diferentes, las que variaban en cuanto al número de clientes. Puesto que la mayoría de los clientes pueden lavar y secar toda su ropa en cerca de una hora y media, es importante hacer las visitas durante la hora punta.
Las visitas fueron diseñadas para darles ánimo y esperanza a las personas en la lavandería. Los clientes se sintieron muy sorprendidos por la atención. Caín explica: “Muchas personas preguntaban: ‘¿Por qué están haciendo esto?’” Les dijimos que puesto que Jesús nos ama a todos, nosotras queremos mostrarles Su amor a los demás. Los clientes se sintieron asombrados y, en general, fueron bastante receptivos. Muchas personas nos dijeron que les alegramos el día y que fue una experiencia muy alentadora”. Unas 200 personas, que representaban un total de 96 hogares, disfrutaron de un almuerzo de hot dogs, hojuelas de batatas fritas, un refresco carbonatado o agua.
Roxie Caín, una soldado del Cuerpo, pudo proveerle una Biblia en español y tener una conversación con una madre de habla hispana cuyo hijo les iba traduciendo la conversación. La mujer rompió en llanto. Su hijo explicó que su madre lloraba porque se sentía feliz de tener una Biblia en su propio idioma, algo que nunca había tenido antes. En el pasado, sus hijos leían de una Biblia en inglés y se la iban traduciendo versículo por versículo al español.
Una pareja casada conoció a una mujer que estaba tratando de evitar el contacto visual con ellos. Eventualmente lograron entablar una conversación con ella. Ella les explicó su temor de no ser capaz de mantenerse sobria. Llevaba 40 días “limpia” y estaba tratando de mantenerse lejos de la gente y de las tentaciones. Su esposo recién se había graduado del Centro de Rehabilitación para Adultos y podía contar su historia personal de superación de una adicción a la metadona. La conversación y el momento de oración que compartieron con ella recalcaron el hecho de que esa mujer no estaba sola. También la invitaron a venir al Cuerpo.
“El foco de nuestro proyecto de apoyo comunitario consistió en ser generosas y transmitir amor”, explica Cain. “Cada Cuerpo tiene su propia manera de salir a apoyar a la comunidad y lo que hay que hacer es tratar de encontrarla”.