Junio 2019 — Sírvanse unos a otros con amor

Junio 2019 — Sírvanse unos a otros con amor

Introducción

El propósito de este programa es evangelizar a mujeres que se estén recuperando de una adicción. Contacta al Centro Harbor Light, al programa para mujeres del ARC, a un grupo de Alcohólicos Anónimos (AA) o de Al Anon (organización para los familiares que viven con miembros de AA). Averigua de qué manera el grupo de los ministerios femeninos podría servir de apoyo y acompañar a las mujeres.

Bienvenida a la familia

Organiza un programa familiar que se enfoque en la amistad. Haz de él algo especial decorando las mesas con manteles, servilletas y centros de mesa, todo ello de colores vivos. Como regalitos, recorta círculos de tul, coloca en el centro golosinas y luego anuda los círculos con cinta. Reúne a las mujeres de los ministerios femeninos con las del grupo de afuera, asegurándote de que se sientan bienvenidas.

Juegos

Regalos musicales

Envuelve regalos sencillos en varias capas de papel de regalo. Haz que las mujeres formen un círculo y que se pasen el regalo de mano en mano. Cuando la música se detenga, la persona que tenga el regalo en sus manos deberá quitar una de las capas de papel de regalo. El juego continúa hasta que la última capa haya sido removida, quedando el premio en manos de la persona que haya removido esa última capa. Una variación de este mismo juego sería incluir un regalo sencillo bajo cada una de las capas de papel de regalo.

Conozcámonos un poco más

Repártele a cada persona dos o tres papeletas. Diles que contesten las siguientes preguntas.

  1. Yo me crié en …
  2. Mi color favorito es el …
  3. La golosina que más me gusta es …
  4. Tengo ____________hermanos y/o hermanas
  5. Le tengo miedo a …
  6. Siempre he querido …
  7. Lo que no sabes de mí es …

Dobla las papeletas, colócalas en un recipiente y revuélvelas bien. Cada persona saca una papeleta y la lee. Y, luego, debe adivinar de quién es esa papeleta.

Meriendas

Provee meriendas ligeras: galletas horneadas y ponche, o bien sándwiches pequeños y bastoncitos de vegetales.

Dios te ha dado un don

En 1 Pedro leemos: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas”. Eso significa que cada una de nosotras es tan especial para Dios que Él nos ha dado un don o habilidad especial. A veces pensamos que porque no podemos hacer algo tan bien como lo hace otra persona, no valemos nada. No hay nada más falso que eso. La Escritura nos dice que se nos dan los dones justos y necesarios para que podamos servirnos los unos a los otros.

Les aseguro que a ninguna de ustedes les gustaría escuchar a mi marido cantar a capela, pero, por otro lado, él es un muy buen predicador. ¿Quiere decir eso que él no vale nada porque no puede cantar? No. A mí me encanta cocinar y me parece que lo hago bastante bien, pero si ése no es una de tus habilidades, ¿quiere decir eso que vales menos ante los ojos de Dios? De ninguna manera. Algunas han recibido el don de darles ánimo a los demás—y ése es un don maravilloso.

Cuando mi nieta tenía sólo tres años de vida, estaba un día en el baño conmigo en el momento en que me preparaba para ir a la iglesia. Yo me estaba poniendo las medias. Y resulta que yo uso ésas que son elásticas, de modo que a veces es todo un desafío ponérmelas. No le di ninguna importancia a eso en ese momento. Era algo que hacía porque era lo que tenía que hacer para la ocasión. Cuando por fin terminé de ponérmelas, mi nieta aplaudió con las manos y dijo: “¡Sí, Mimí! ¡Lo hiciste!” A mi nieta no le costó nada decir esas palabras, pero Dios las usó para iluminar mi día.

No escuches las mentiras de Satanás cuando dice: “De nuevo lo hiciste mal. Nunca vas a ser nada bueno”. Cada una de nosotras es especial ante los ojos de Dios y Él tiene un plan para cada una de nuestras vidas. A veces nos equivocamos y escogimos el camino errado, pero Él está ahí mismo listo para ayudarnos a retomar el buen camino si se lo pedimos.

Oremos:

Padre Celestial:

Gracias por tu amor y por tu gracia. Gracias por nunca perder fe en nosotras. Sigue obrando en nuestras vidas y ayúdanos a ser las mujeres de Dios que tú quieres que seamos. En nombre de Jesucristo. Amén.