Escritura: Mateo 13:1–9, 18–23
Enfoque del programa
Este programa tiene como objetivo alentar a las mujeres a escuchar, comprender y obedecer las enseñanzas que se encuentran en la palabra de Dios. Esta práctica puede traer crecimiento y un hermoso cambio en nuestras vidas.
Decoraciones
Decore las mesas con manteles de plástico de colores vibrantes. Use una rebanada de madera rústica redonda de 7 “a 9” como centro de mesa y agregue pequeñas flores, plantas o plantas suculentas en macetas pequeñas. Por último, agregue varias herramientas de jardinería.
Proyecto de servicio
Planee un día para que las mujeres vengan y arreglen el cuerpo ayudando a hacer un poco de trabajo en el jardín. Una sugerencia alternativa es ayudar a un miembro del cuerpo que sea anciano o que no pueda hacer el trabajo de jardinería en su casa. Si el cuerpo tiene un jardín comunitario, las mujeres pueden ayudar regando, podando y quitando las malas hierbas. También pueden plantar nuevas verduras y flores. Si alguien en la comunidad tiene tocones de árboles que estarían dispuestos a donar, se pueden pintar y agregar a un área exterior, brindando un toque de color y un lugar para sentarse.
Una vez que se haya completado la artesanía, las macetas y las plantas podrían distribuirse a los hogares de ancianos.
Manualidad
Pintar macetas de terracota
Materiales:
- Ollas y platillos de terracota de cualquier tamaño
- Pintura Acrílica (Varios Colores)
- Pinceles
- Krylon Clear Sealer (se puede comprar en tiendas de manualidades)
- Tierra de siembra
- Suculentas (se pueden comprar en amazon o ponerse en contacto con un vivero local.
Instrucciones
- Pinten la olla y el plato de terracota siendo todo lo creativo que quieran.
- Dejen que la olla se seque.
- Una vez seca, rocíela con Krylon para sellar la pintura.
- Agreguen tierra para macetas y una suculenta.
Semillas de Cambio
Lea Mateo 13:1–9, 18–23.
¿Le gusta la jardinería? ¡Sí! Siempre me han atraído los jardines, especialmente aquellos llenos de hermosas flores y plantas exuberantes de varios colores. En los últimos años, ha aumentado mi deseo de aprender más sobre jardinería. Me parece que hay realmente algo especial acerca de la jardinería. No solo reduce el estrés, sino que promueve la felicidad y otros beneficios para la salud. Ver florecer una flor, brotar una semilla o dar frutos a un árbol es agradable. También es un gran recordatorio de lo asombroso que es nuestro Dios.
Si está familiarizada con la jardinería, sabe que hay pasos que deben seguirse para que lo que plantamos crezca y florezca. Lo mismo es cierto en nuestra fe cristiana. Debemos hacer cosas para que nuestra fe cristiana crezca y florezca. Por eso disfruto leyendo la parábola del sembrador que se encuentra en Mateo 13. A Jesús le encantaba enseñar y hablar en parábolas. Permitió a sus oyentes no solo relacionarse con lo que estaba enseñando, sino también comprender, internalizar y aplicar las lecciones a su vida diaria.
En la parábola de las semillas, Jesús habla de un labrador que salió a esparcir sus semillas. En la época de Jesús, la agricultura se veía un poco diferente de las costumbres con las que estamos familiarizados en la América del Norte actual. Entonces los agricultores no vivían en la granja; vivían en pueblos cercanos y caminaban hasta el terreno que cultivaban. Además, las fincas no eran muy grandes. Solo consistían en unos pocos acres. Los agricultores tampoco tenían todos los equipos agrícolas sofisticados disponibles en la actualidad. Cuando llegó el momento de plantar, los agricultores llevaron las semillas en una bolsa colgada al hombro. Cogían un puñado de semillas y las esparcían moviendo los brazos por el suelo con un movimiento de barrido. Esta vívida representación del agricultor esparciendo las semillas nos permite imaginar cómo algunas de las semillas podrían caer en otro lugar que no sea la buena tierra. Jesús sabía que sus oyentes estaban muy familiarizados con la agricultura. Sabía que entenderían y se relacionarían con la parábola, ya que la agricultura era parte de su cultura.
Lo interesante es que Jesús rara vez interpretó sus parábolas. Sin embargo, lo hace con éste. El versículo 18 comienza con la palabra “Escuchar”, que es la misma palabra griega que la palabra “Oír”, que se usa repetidamente en los versículos 13–17. Por lo tanto, en la interpretación de esta parábola, Jesús nos anima a escuchar, entender y obedecer la enseñanza de la parábola. (Lea Mateo 13:13-18.)
La aplicación de esta parábola indica que debemos estar atentas a cómo respondemos al mensaje del evangelio. Puede ser que el ajetreo de nuestra vida diaria nos impida recibir o responder verdaderamente al mensaje del evangelio en la forma en que Dios quiere que lo hagamos. Además, algunos reciben el mensaje con gran alegría pero pierden el foco por las exigencias de la vida, miedos o preocupaciones, que les impiden ser fructíferos. Por último, los que reciben el mensaje lo escuchan, lo entienden y lo obedecen. Convirtiéndose así en personas fecundas, que se esfuerzan por seguir creciendo en su fe cristiana, y animan y atraen a otros a conocer a Jesús.
En la vida, podemos encontrar épocas de crecimiento y fecundidad y épocas en las que es necesario podar, quitar las malas hierbas y cambiar. Dondequiera que se encuentre hoy, debe saber que puede mirar a Jesús, Él le proporcionará las “semillas” que necesita para producir el cambio que Dios desea. Mi oración y aliento para usted hoy es plantarle en un lugar donde pueda crecer y florecer en la mejor y más hermosa versión de ti mismo, la versión que Dios ve cada vez que le ve.