Octubre 2025 – Caminar por Fe

Octubre 2025  – Caminar por Fe

Caminar por Fe

Escritura: 2 Corintios 5:7 “Porque por fe andamos, no por vista.”

Introducción

Todos nos hemos visto afectados por el cáncer de alguna manera. Puede ser algún familiar o un amigo cercano. ¿Cómo podemos ayudar a quienes atraviesan esta enfermedad?

Ideas para el Programa

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Las Prótesis de Seno de Punto son prótesis mamarias especiales hechas a mano para mujeres que se han sometido a una mastectomía o lumpectomía. Las prótesis mamarias tradicionales pueden ser calurosas, pesadas y pegajosas. Suelen requerir sostenes o camisolas especiales con bolsillos y no se pueden usar durante semanas después de la cirugía. Las Prótesis de Seno de Punto son suaves, cómodas, bonitas y, al colocarlas en un sostén normal, adquieren la forma y la sensación de un pecho real. Son ajustables, lavables e incluso se pueden usar para nadar.

El sitio web a continuación tiene la información que necesita. Incluye información y patrones. Una vez completados, dónelos a su clínica local de cáncer. Siempre los buscan para las mujeres que acuden a la clínica. https://www.knittedknockers.org/

¿Cómo Caminas?

¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena? Esta puede ser la pregunta que nos hacemos cuando ocurren eventos inesperados en nuestras vidas. Un niño enferma, nuestros padres envejecen y necesitan cuidados adicionales; nos enfermamos, y se mencionan palabras como el cáncer. Segunda Carta a los Corintios habla de estos tiempos y nos dice que sí, tendremos dificultades en esta tierra. Sí, incluso quienes creemos no estamos exentos y gemimos ansiosamente por el momento en que nuestras dificultades pasen. ¡Solo queremos que terminen! Podemos encontrar palabras de aliento en toda la Biblia para los momentos en que nos sentimos abrumados por los problemas de este mundo.

No temas (Isaías 41:10)

“No temas, porque yo estoy contigo”, declara el Señor. Estas palabras resuenan a través de los siglos, resonando con una verdad eterna que trasciende las circunstancias. Nos recuerdan que, independientemente de lo que enfrentemos, nunca estamos solos. Dios, el Creador del universo, el Todopoderoso, está con nosotros en cada paso del camino. Su presencia es nuestra mayor fuente de fortaleza y paz. Además, Dios nos tranquiliza diciendo: “No desmayes, porque yo soy tu Dios”.

Él no es una deidad distante que permanece indiferente a nuestras luchas. No, Él conoce íntimamente cada detalle de nuestras vidas. Conoce nuestros miedos, nuestras dudas y nuestras debilidades. Y, sin embargo, elige ser nuestro Dios, extendiendo su gracia y compasión ilimitadas hacia nosotros.

En su infinito amor y misericordia, Dios promete: “Te fortaleceré y te ayudaré”. No se limita a ofrecer palabras vacías de consuelo. Él brinda apoyo y empoderamiento tangibles. Cuando nos sentimos débiles e impotentes, Él nos infunde su fuerza. Cuando estamos perdidos y confundidos, Él nos guía con su sabiduría. Cuando estamos quebrantados y heridos, Él nos sana con su tierno toque.

Finalmente, Dios declara: «Te sostendré con la diestra de mi justicia». Su control sobre nosotros es firme e inquebrantable. Incluso cuando flaqueamos y tropezamos, Él está ahí para levantarnos y guiarnos. Su justicia es nuestro escudo y protección, resguardándonos de toda artimaña del enemigo.

Él nos da fuerza

Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (NVI)

El apóstol Pablo comparte una profunda verdad que ha resonado a lo largo de los siglos: nuestra fuerza proviene únicamente de Cristo. Esta sencilla pero poderosa afirmación resume la esencia de nuestro camino como seguidores de Cristo.

La vida a menudo presenta desafíos que parecen insuperables. Enfrentamos pruebas, tentaciones y obstáculos que pueden hacernos sentir débiles e incapaces. Sin embargo, en medio de nuestras debilidades, encontramos fuerza en Cristo. Él es nuestra fuente de empoderamiento, nuestro refugio en tiempos difíciles. Cuando nos sentimos abrumados por las exigencias de la vida, cuando dudamos de nuestras capacidades o cuando enfrentamos tareas aparentemente imposibles, podemos acudir a Cristo con confianza. Él no solo se compadece de nuestras debilidades, sino que también nos capacita para superarlas.

Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Pablo nos recuerda que nuestras capacidades están limitadas por nuestra propia fuerza, pero gracias al poder infinito del Espíritu Santo que obra en nosotros, todo lo podemos. Al entregarnos a Él y confiar en su fuerza, descubrimos que somos capaces de mucho más de lo que jamás imaginamos. Así que abracemos esta verdad y vivamos cada día con valentía y valentía, sabiendo que en Cristo tenemos la fuerza para afrontar cualquier desafío que se nos presente.

Cuando estamos cansados

Salmo 119:28: “Mi alma está agotada por la tristeza; fortaléceme conforme a tu palabra”. En lo más profundo de la tristeza y el cansancio, a menudo anhelamos fuerza y ​​consuelo. Este salmo expresa hermosamente este clamor del alma: una súplica por la presencia consoladora de Dios y su gracia fortalecedora en momentos de angustia. Cuando nuestros corazones están apesadumbrados por la tristeza, cuando las cargas de la vida nos agobian, podemos recurrir a la Palabra de Dios en busca de renovación y fortaleza. Sus promesas son como un faro de esperanza en la oscuridad, guiándonos a través de las tormentas de la vida y llenándonos de valor para continuar nuestro camino.

El salmista reconoce el cansancio del alma; sin embargo, en medio de la lucha, hay una confianza inquebrantable en el poder de la Palabra de Dios para traer renovación y fortaleza. Es un recordatorio de que incluso en nuestros momentos más débiles, la Palabra de Dios sigue siendo una fuente de consuelo, aliento y fortaleza.

Andemos por fe, no por vista

2 Corintios 5:6, 7: “Así que, mantenemos siempre buen ánimo. Sabemos que mientras estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor, pues andamos por fe, no por vista”. En el camino de la fe, la incertidumbre a menudo se cierne como una sombra, amenazando con sembrar duda y temor en nuestros corazones. Sin embargo, como creyentes, estamos llamados a vivir con valentía y confianza inquebrantables, anclados en la verdad de las promesas de Dios.

Esta Escritura nos recuerda que nuestra existencia terrenal es solo una morada temporal. Aunque estemos físicamente presentes en este mundo, nuestro verdadero hogar reside en la presencia eterna del Señor. Este conocimiento nos llena de esperanza y seguridad, incluso en medio de las pruebas y tribulaciones de la vida. Andar por fe requiere un cambio de perspectiva: la disposición a confiar en la mano invisible de Dios obrando en nuestras vidas. Significa elegir creer en su bondad y soberanía, incluso cuando las circunstancias parecen sombrías. Porque la fe trasciende lo que nuestros ojos pueden ver, afianzándonos en la verdad inmutable de la Palabra de Dios.

Al navegar por los altibajos de la vida, tengamos valor sabiendo que no estamos solos. Aunque no siempre entendamos los caminos de Dios, podemos confiar en su amor y sabiduría inagotables.

“Así que, no fijemos la vista en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo visible es temporal, pero lo invisible es eterno.” 2 Corintios 4:18