La frase “¡Qué escalador de escalera!” a menudo se usa por celos hacia la persona que toma una posición de liderazgo. De hecho, la analogía de la escalera que lleva a liderazgo es una acertada. Una definición acceptable de liderazgo es la habilidad de influenciar a otros y de cumplir un propósito o meta en común. Un líder se destaca por encima del grupo o multitud para estar en esa posición de influencia, como el subir una escalera. Los estudios sobre liderazgo han debatido por largo tiempo si los líderes nacen o se hacen. La conclusión, por lo general apunta a una combinación de naturaleza y desarrollo. Por lo tanto, para ascender la escalera de liderazgo tiene que haber una fuerza natural y ambición de liderar, destrezas de liderazgo, y fuerzas externas que desarrollen al líder. Un componente del desarrollo de liderazgo donde pareciera que los hombres hacen bien y las mujeres no tanto, es en tener una fuerza externa estratégica, como lo es el tener un mentor. En muchas formas, los mentores sujetan la escalera para que el líder que se va gestando suba.
Desafortunadamente, hay una subrepresentación de mujeres en posiciones de alto liderazgo. La falta de modelos a seguir o la percepción de que un líder no es modelo suficiente a seguir, pone a las mujeres sobre todo a las mujeres de color, en una posición de vulnerabilidad. Las mujeres no lideran como los hombres lideran, por tanto, sin un modelo a seguir, la mujer que se va gestando como líder debe enfrentar barreras y obstáculos (el techo de cristal) sin apoyo o asesoramiento para desarrollarse. Los estudios han demostrado que el desarrollo de liderazgo envuelve desarrollo de identidad. Los hombres hacen la transición hacia posiciones de mayor liderazgo a través de estrategias de imitación, mientras que las mujeres transfieren comportamientos aprendidos pasados a los nuevos roles porque les funcionó previamente. Esta estrategia, o falta de estrategia asumida por mujeres pone a las líderes emergentes en una posición de desventaja.
El reto para las mujeres es encontrar modelos a seguir y recursos de desarrollo que de forma simbólica les “sujeten la escalera”. He aquí algunas ideas para mujeres líderes emergentes:
- Lee. Puede que tú no tengas un modelo femenino de liderazgo en tu círculo inmediato. Aún asi, artículos y biografías sobre mujeres líderes admirables sirven como un tipo de tutoría. Mujeres líderes contemporáneas incluyen a Meg Whitman, Sheryl Sandberg, y Brene Brown. Además, mujeres líderes cristianas como Catherine Booth, Evangeline Booth, y Eva Burrows son populares.
- Toma la iniciativa. Esta es tu vida y no debes conformarte. Si tu lugar de trabajo no ofrece un programa de desarrollo de liderazgo o programa de mentores, busca tú uno. Toma cursos en línea sobre liderazgo. Pide a alguien que sea modelo a seguir, que sea tu mentor e identifica áreas específicas en tu vida/carrera con la/s que quieres que te ayuden a desarrollarte.
- Establece una red. Aumenta tu círculo de influencia. Únete a un club o sociedad. Aprende tanto de hombres como de mujeres en liderazgo.
- Sé vigilante. Estudia a los líderes, examina las cualidades que los hacen buenos líderes. Aplica lo que observas.
- Está visible. No te cohibas de entablar conversaciones con liderazgo o de tomar oportunidades de liderazgo que se te presenten. Tu visibilidad aumenta el tú estar expuesta a establecer otras redes/contactos.
- Ten más de un mentor. Un mentor puede interactuar en un área de tu vida/carrera, mientras que otro/s puede/n concentrarse en otro aspecto. Mientras más apoyo tengas en quienes sujetan tu escalera, más fácil se te hará el ascender.
Hace algunos años, tuve la oportunidad de tener un mentor por medio de la Alianza Cristiana de Liderazgo. Usando un cuestionario, se me emparejó con una mujer directora ejecutiva de una organización cristiana. Yo ya tenia una mujer mentor dentro de mi organización, pero su perspectiva externa trajo una dimensión de valor incalculable a mi desarrollo en liderazgo. Pude observar el rol de una mujer de alto liderazgo, liderando como mujer, y manteniendo prácticas profesionales cristianas al más alto nivel. Lo que me impresionó sobre mi mentor fue su honestidad. Su rol como mi mentor, era proveer formas de desarrollarme. Ella no fue mi amiga, ella fue mi mentor lo que significó traer a colación ciertos elementos con los que yo necesitaba trabajar. No siempre fue una relación fácil, pero valió la pena. Nuestra relación de mentor y aprendiz tuvo límite, lo que es apropiado. Sé que si yo quisiera tener su asesoramiento, podría llamarla aún ahora. Sin embargo, he seguido adelante buscando otros modelos a seguir en roles que sean compatibles con mi etapa de liderazgo actual. En liderazgo, nunca dejamos de aprender.
Tal vez uno de los componentes más difíciles de entender cuando se trata de mujeres en liderazgo, es la resistencia de mujeres líderes a cultivar y apoyar a otras mujeres líderes. Sea por falta de tiempo o deseo de invertir, o inseguridad, parece que las mujeres en alto liderazgo no miran el ser mentores de la misma forma que lo hacen los hombres. La falta de mujeres en alto liderazgo limita la disponibilidad de mentores. Aún así, como mujeres en posiciones de liderazgo, deberíamos animarnos y envolvernos en ser mentores de las jóvenes líderes emergentes. Como líderes cristianas, no somos competidoras, sino más bien hermanas sujetando la escalera a más grandes alturas.
Referencias
ELY, R. J., IBARRA, H., & KOLB, D. M. (2011). Taking gender into account: Theory and design for women’s leadership development programs. Academy of Management Learning & Education, 10(3), 474-493. doi:10.5465/amle.2010.0046
Recursos
https://christianleadershipalliance.org/events/
